Rincón para Niños
EL LOBO Y LA CIGÜEÑA
Sin duda alguna que se hubiera ahogado
un Lobo con un hueso atragantado,
si a la sazón no pasa una Cigüeña.
El paciente la ve, hace la seña;
llega, y ejecutiva,
con su pico, jeringa primitiva,
cual diestro cirujano,
hizo la operación y quedó sano.
Su salario pedía,
pero el ingrato Lobo respondía:
¿Tu salario? Pues ¿qué más recompensa
que el no haberte causado leve ofensa,
y dejarte vivir para que cuentes
que pusiste tu vida entre mis dientes?"
Marchó por evitar una desdicha,
sin decir tus ni mus la susodicha.
Haz bien, dice el proverbio castellano,
Y no sepas a quién; pero es muy llano
que no tiene razón ni por asomo:
es menester saber a quién y cómo.
El ejemplo siguiente
nos hará esta verdad más evidente.
Sin duda alguna que se hubiera ahogado
un Lobo con un hueso atragantado,
si a la sazón no pasa una Cigüeña.
El paciente la ve, hace la seña;
llega, y ejecutiva,
con su pico, jeringa primitiva,
cual diestro cirujano,
hizo la operación y quedó sano.
Su salario pedía,
pero el ingrato Lobo respondía:
¿Tu salario? Pues ¿qué más recompensa
que el no haberte causado leve ofensa,
y dejarte vivir para que cuentes
que pusiste tu vida entre mis dientes?"
Marchó por evitar una desdicha,
sin decir tus ni mus la susodicha.
Haz bien, dice el proverbio castellano,
Y no sepas a quién; pero es muy llano
que no tiene razón ni por asomo:
es menester saber a quién y cómo.
El ejemplo siguiente
nos hará esta verdad más evidente.
Tomado de la revista "Por Amor al Arte"
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